lunes, 14 de abril de 2014

UN SENTIDO QUE SE PIERDE, EL SENTIDO QUE APARECE....

La vista es un sentido fundamental, porque la usamos para todo, hasta para caminar… y cuando la perdemos, cuando todo se nubla y no se vuelve a aclarar, cuando no distinguimos lo que tenemos frente a la cara, sentimos que nada tiene sentido, que la vista es todo… que no podremos hacer nada sin ese sentido fundamental con el que creemos que se puede todo. Cuando nos atrapa la noche, cuando nos damos cuenta que no lo podemos solucionar, que tendremos que vivir así, y convivir con el miedo a que lo poco que nos queda, en el caso de quienes todavía tenemos un mínimo resto visual, se vaya, llegamos a pensar que la vida así no tiene sentido. Yo pasé por eso, claro que sí, como todos los que tenemos Retinosis, Stargardt, Retinopatías, etc… y con todos los miedos que uno pueda sentir, llegué a pensar en que mi vida no valía nada. Yo tenía una amiga que quería con el alma, con la que había compartido muchos momentos buenos y malos en Puerto Madryn y que luego de perder el contacto varios años nos reencontramos aquí, en la cordillera, cuando ella llegó buscando éstos paisajes, las montañas, las flores, los pájaros… y encontrar su paz interior. No tenía ninguna enfermedad ocular pero no era feliz. Y ella un día decidió terminar con su vida, y un dolor indescriptible me invadió y ella no supo lo importante que era su vida paramí. Yo no entendí, o quizás sí la entendí, pero el vacío que dejó no se llenará jamás… y espero con todo el corazón, que esté donde quería llegar, que haya encontrado la paz. Como amiga, aprendí la lección más dura que jamás alguien me hubiera enseñado. Yo estaba en pleno proceso de pérdida de la vista, y me parecía que era lo único en el mundo, sólo me lamentaba por mi “desgracia”, no hablaba con nadie, me escondía,y jamás vi que ella necesitaba ayuda. Creía que la pérdida de mi vista era lo peor que me podía pasar, y lo único importante. Estaba ciega sin estarlo. De la peor manera entendí que la vida es mucho más que mis ojos. Mi corazón tiene una cicatriz, que me cambió para siempre. Mi amiga Eli nos dejó en otoño y cuando los cerros se cubrieron de nieve sin ella, los miré, los ví, y comprendí que si uno sale de su propio encierro y mira alrededor, “verá” que hay mucha gente que necesita ayuda, una palabra, un hombro donde apoyarse, una mano que ayude a dar el primer paso para salir del pozo, y yo lo tengo presente cada día de mi vida. Mientras más se va éste sentido de la vista, más me doy cuenta el verdadero sentido de todo. Cuando entro a internet y encuentro personas que están tristes, que creen que no pueden más, que tienen hijos pequeños con problemas visuales, que tienen un diagnóstico malo, y yo puedo hacer algo por ellos, lo veo más claramente. No pude ayudarla a ella, por mi propio egoísmo de creer que lo que me pasaba a mi era lo peor, pero tras eso aprendí a “mirar” a los demás, y formamos el grupo ADIVI, amigos discapacitados visuales, donde las personas que pasan por lo que pasamos los que perdimos la vista nos encontramos y nos apoyamos y salimos adelante juntos. Ahora con el programa de radio “Sin límites” con el que pretendemos llegar a las personas que no salen de su casa, para que juntos encontremos los caminos por donde se puede llegar cada vez más lejos, y en todo eso, encuentro el sentido de haber perdido la vista. Cuando una persona me escribe un mensaje y yo puedo contestarle con unapalabra de aliento, cuando desde ADIVI podemos contener a alguien que está triste por no ver, cuando mis hijas se enorgullecen de escucharme por la radio, cuando la historia de alguien me emociona y me alienta a seguir, cuando conozco personas que han llegado tan lejos a pesar de su discapacidad visual o de cualquier otra discapacidad, cuando noto que nuestro enorme cerro Piltrikitrón está cubierto de nieve y parece bañado con merengue, cuando las manos de mis pequeñas me tocan con su suavidad, cuando el otoño me hace sentir el aire frio y el olor a leña que sale de las chimeneas encendidas … recuerdo que todo tiene sentido, que vale la pena vivircasi sin ver. Ojalá siempre pueda ser parte de ésta maravillosa cadena de personas que salen adelante y dan aliento a otras… y que entre todos, sin importar dónde estemos, hagamos florecer las fuerzas de quienes están atrapados por la desesperanza. Y que Eli sea hoy un hada feliz viviendo en el bosque más hermoso, rodeada de flores, aves, bellos aromas, otras hadas alegres y que sus ojos enormes y su hermosa sonrisa siempre vivan en algún lugar . Al menos sí viven en mí y en cada paisaje, en cada lago azúl, en cada pino siempre verde, en cada persona a la que le doy mi mano amiga. (Para ella escribí un cuento que se llama:”Élika, el hada de la amistad” con el que participé acompañando a mi hija en la feria del libro de nuestro pueblo… y con el que gané una medalla…) El cuerpo tiene cinco sentidos, el alma muchos más… perder el sentido de la vista no es perder todo, puede ser elinicio de encontrar elsentido de la vida. Y la vida es hermosa!