jueves, 28 de noviembre de 2013

Claro de Luna.

Beethoven compuso muchísimas magníficas obras musicales, pero la que más me conmovió siempre fue su Sonata Claro de luna. Con su melodía tranquila y maravillosa me transmite mucha paz y serenidad, y hace muy poco supe su historia. Se dice que el compositor, estaba sumido en una gran depresión causada por la pérdida de su sentido auditivo, y por su enorme soledad. En ese tiempo, conoció a una muchacha ciega que le dijo que jamás había podido ver un claro de luna, conmovido al pensar que ella no conocía esa belleza y que jamás lo podría ver, compuso con su gran sensibilidad, esa sonata de modo que al escucharla, ella pueda imaginar cómo es el reflejo de la luna en el mar. Y lo logró… realmente se siente la misma sensación de estar presenciando un claro de luna al oir esa melodía…… Un hombre, músico inconmensurable, que quedó sordo logró que una chica ciega pueda saber cómo es un claro de luna, a través de la música, que él ya no podía escuchar, pero que la llevaba adentro y su sordera no le impidió seguir componiendo la más maravillosa obra musical. La luna reflejada en el mar es uno de los espectáculos más simples y maravillosos que se puedan ver. Lo observé muchas veces cuando vivía en Puerto Madryn. Me iba por la noche, ya que vivía cerca de la costa, y me sentaba en la rambla a contemplar ese paisaje único. La bahía a oscuras y la enorme luna plateada, tan perfecta, con el haz de su luz reflejado en el mar ondeante, y en época de ballenas, con el plus de sus sonidos que hacen eco en el silencio de la noche haciéndonos recordar que están allí,como dueñas de la paz del mar. Momentos inolvidables, que quedaron grabados en mi mente y mi alma. Aquí en la cordillera también pueden verse hermosos paisajes de la luna reflejada en los picos nevados del Piltri… y aunque ya mi retinosis me dificulta mucho esa contemplación, aún la observo brillar entre las montañas. En el alma se guardan las imágenes a las que uno puede recurrir al escuchar una sonata como la de Beethoven, y darse cuenta que en el silencio de su sordera describió perfectamente en cada nota un hermoso claro de luna, y que esa chica ciega o cualquier persona que no pueda ver ese espectáculo, puede sentirlo al escuchar la magnífica y sublime música. Cuando el sol es el dueño del mar, se observa la vida, el color azúl intenso, el paisaje infinito… pero cuando llega la noche, y la luna reina en el mar, despliega todo su brillo pintando su reflejo con pinceladas plateadas desde el infinito hasta nuestros pies, y pareciera que nos quiere alcanzar, casi acariciándonos … Para quienes tenemos un muy pequeño resto visual, es lo único que podemos distinguir… nada más en la noche, todo el resto es profunda oscuridad, entonces, ella es la reina absoluta y la que nos hace entender que mientras podamos verla todavía, hay esperanzas… y si algún día no la podemos ver más, podremos escuchar la Sonata Claro de Luna y verla desde el alma, que es mejor que ver sólo con los ojos. Beethoven estaba lleno de música en el silencio de su sordera. Quienes perdemos la vista, estamos llenos de imágenes coloridas que se reavivan al escuchar música, una narración, el canto de los pájaros, el sonido de las ballenas o sólo con recordar los paisajes que alguna vez nos absorvieron y a los que pertenecimos y que siempre estarán en nosotros, en lo que quede vivo de nuestras retinas y en nuestra mente. En la noche, cuando todo se calma, enmudecen los sonidos y se duermen las gaviotas, la luna se adueña de el paisaje y nos muestra su esplendor en el mar, y casi se puede escuchar desde el fondo del alma la Sonata Claro de Luna y sentirse en paz, porque aunque haya muchas personas que no lo puedan observar, lo pueden sentir, gracias a un músico que no podía oir.

jueves, 14 de noviembre de 2013

El desánimo, el torball y un paisaje luminoso.

Quienes tenemos baja visión, convivimos con el temor a quedarnos por completo a oscuras, a que ese poquito que vemos se borre y ya no podamos distinguir más nada. Vamos por la vida tratando de hacer las cosas que nos gustan, que hacen falta hacer, vamos, venimos, luchamos con nuestros propios miedos, angustias, ganas de quedarnos en nuestra “guarida” donde nos sentimos más seguros, y a veces, estamos tan entusiasmados con nuestros logros que hasta olvidamos que lo “normal” no es ver como vemos… hasta que nos llevamos algo por delante o no podemos hacer algo y ahí volvemos a caer en la cuenta que tenemos baja visión. Pero otras veces, nos sentimos desanimados, y lo que más notamos es justamente esa falta de vista … porque pensamos que si “viéramos bien” podríamos hacer muchas más cosas, como trabajar en cosas que en la situación en que estamos no podemos, en que seríamos más útiles en la casa, que no dependeríamos de nadie para nada, etc… el “desánimo” es un enemigo con el que debemos luchar, para que no se apodere de nosotros… pero es tan difícil cuando uno no se siente muy fuerte… cuando los problemas nos invaden y la impotencia nos atrapa… Uno debe tragarse el vértigo al andar por la calle, el miedo al ridículo por tropezarnos y no ver las cosas, la fea sensación de sentirse observado, y hasta hacerse el tonto al escuchar a otros cuchichear sobre nosotros creyendo que además de no ver no oímos… o somos tontos…. Todas esas sensaciones las podemos guardar, esconder, sobrellevar, cuando nuestro ánimo está bien arriba, pero cuando el ánimo está por allá abajo, todo sale a la superficie, y entonces es cuando no debemos dejarnos vencer por las sombras. El desánimo estuvo rondándome muy de cerca... Jugando al Torball, un deporte que se juega con una pelota sonora, arrodillados en una alfombrita, con 2 equipos de 3 personas en cada uno, pero que para ser todos iguales, ya que se juega con personas ciegas, quienes tenemos algún resto visual, nos ponemos un antifaz, comprobé la total oscuridad. Esperaba escuchar el sonido de la pelota y me tiraba a bloquear para que no nos hagan gol, y a veces me tiraba antes que llegue la pelota, otras la tocaba con las manos y se me escapaba, y otras la atrapaba justo para luego lanzarla con fuerzas al equipo contrario para hacerles un gol… es un deporte muy divertido, y mi compañero de equipo, un muchacho de 24 años (sólo éramos 2 en cada equipo) es alguien muy alegre y con quien uno no para de reir, él está ciego desde hace 4 años por un accidente, y es una de las personas más alegres que conozco. En esa absoluta oscuridad, donde sólo podía guiarme por los sonidos y el instinto, se me desapareció el miedo… me sentí cómoda, y jugué muy contenta… hasta ganamos!... aunque eso no tenía importancia. Al sacarme el antifaz, y volver a ver otra vez, esa poca cosa que veo, me pareció muchísimo!... yo me saqué la venda y lograba ver la luz, más o menos el lugar, y mi compañero sólo se levantó de su lugar, haciendo chistes como siempre, me llamó para saludarme, y se fue tomado delhombro de su guía que lo llevaría a su casa… no tenía venda que quitarse, … yo tomé mi bastón verde, saludé a la profe, y salí a esperar a mi esposo que me venía a buscar, pero pensé que podía ir sola si quería. Me sentí contenta de ver tan poco pero ver al fin de cuentas, algo, y mientras esperaba, me dí cuenta que siempre es mejor tirarse a quedarse petrificado en el lugar, que enoscuridad en la que estaba jugando, siempre me tiraba aunque no estuviera segura de poder atrapar la pelota, que si mehabía tirado por nada, sólo me levantaba y me colocaba otra vez enguardia en mi posición. En ese juego a oscuras, igual que en la vida, no podemos quedarnos quietos presas de la inseguridad que nos da la falta de luz. Los miedos a veces desaparecen en la oscuridad, porque no queda otra que relajarse y encender todos los sentidos que quedan. Los problemas siguen estando, la mala situación económica sigue demoliendo nuestras expectativas, la sensación de no querer cerrar nuestra chocolatería es demasiado pesada, la angustia de abrir la heladera y que no haya nada sigue ahí, pero todo se puede rearmar, porque ya hemos pasado épocas difíciles, y juntos y con fe pudimos salir adelante. No voy a dejar que el desánimo por la crisis económica traiga a la superficie todos los fantasmas que por años convivieron conmigo y que en el último tiempo había eliminado. Nada es más oscuro que la oscuridad del desánimo . Puedo valorar la luz que hay a mi alrededor, que es muchísima, porque siempre podemos sacarnos el antifaz que nos tapa esa luz y “ver” cuánto tenemos a nuestro lado. En la vida de una persona con baja visión siempre están los miedos dando vueltas, pero no dejemos que nos “ceguen” porque por más oscuro que esté el paisaje, el futuro, el panorama, podemos tener la fuerza de quitarnos el antifaz y tener esperanzas “ciegas” y no perder la confianza. Yo SE que en mi caso la Virgen está con nosotros, y la oscuridad no me va a atrapar. Por años estuve quieta, asustada, petrificada ante la pérdida de visión, pero ahora, hago como en el torball, ante la duda, me tiro a atajar… quién lo sabe, por ahí, atrapo algo, y si no, vuelvo a ponerme lista para volver a intentar atajar lo que venga… El desánimo no me puede hacer goles porque tengo un equipo maravilloso ni me puede oscurecer mi paisaje porque siempre tendré elinstinto de quitarme el antifaz que no me deje valorar las cosas buenas, más allá de cualquier crisis. Luchar, jugarse, lanzarse, caerse y levantarse, salir adelante…. Esas son las pinceladas que pintan el mejor y más luminoso paisaje.