sábado, 11 de octubre de 2014

NO HAY LÍMITES....

En la cima de una gran cuesta, justo donde comienza a bajar, la ruta serpenteante entre las montañas se me perdía, allá lejos…. Enmarcado entre los verdes árboles y pinos, las cumbres con nieve, los sonidos de los arroyitos y los cantos de los pájaros…. Bajo un cielo azul que se reflejaba en los lagos, agradecí a Dios por ese momento y por todo lo que estaba viviendo, conteniendo las lágrimas y transformándolas en energía para correr. Estaba en mitad de la carrera, corriendo, volando por fin…. Alguna vez en ese camino, hace casi 20 años, cuando ni siquiera me imaginaba que sería una persona con discapacidad, haciendo dedo con mi hermano, en unas inolvidables vacaciones, nos levantó alguien que nos habló de una manera muy especial, que nos hizo un “click” haciéndonos reflexionar y entender que los límites muchas veces nos los ponemos nosotros mismos, y cuando nos bajamos de esa camioneta, mi hermano y yo, estábamos sin palabras, con el alma en la mano, convencidos que ese SER era un ángel, que nos acababa de dejar una gran enseñanza con todo lo que nos dijo y con la paz con la que hablaba. Y SUPE que NO HAY LÍMITES, lo aprendí allí, en la ruta de los 7 lagos, junto a mi hermano Gustavo…. La vida trajo muchos cambios, me vine al sur a cumplir mis sueños porque yo SABÍA que NO HAY LÍMITES…. Y la cosa se puso fea, a veces muy dura, y llegó la Retinosis y la Maculopatía y se comieron mis retinas…. Y sentí que sí había límites. Pero mi alma “testaruda” no se rindió, aunque una parte sí quedó adormecida.... y cambié el mar por la cordillera, y aquí me refugié, con mi esposo y mis hijas que me dieron fuerzas para no rendirme del todo…. Y, como ya he contado antes, llegó ésta milagrosa invitación a la carrera Hi-Tec…. En los 7 lagos…. Donde aquel ángel me hizo saber que no existen los límites si uno así se lo propone…. Y con ayuda entrené y llegó el día de ir a enfrentar ese maravilloso desafío, de encontrarme con Los Lynces que me abrieron los brazos y el corazón…. Y junto a mi familia y mi guía y profe partimos el sábado 4 de octubre bien temprano hacia Villa La Angostura, con ansiedad y emoción…. Al llegar y encontrar el lugar donde estaban todos los Lynces reunidos fue como estarjunto a viejos amigos, a los que conocía a través de internet pero era como reencontrarnos con un abrazo fuerte con cada uno y una enorme felicidad de estar juntos. Durante todo el sábado estuvimos con montones de actividades, los recorridos para las fotos en los distintos lugares que brindaron hospedaje a todos los corredores y guías, la charla interna, las acreditaciones y charla técnica con la gente organizadora de la carrera, con los 700 corredores, entre los cuales sólo éramos nosotros Los Lynces (13 corredores y sus guías) los únicos con discapacidad, y vino un momento en el que la emoción me llenó el alma. En medio de la charla técnica, frente a una enorme pantalla, quienes explicaban las reglas y pormenores de la carrera contaron que Los Lynces seríamos parte de ese evento, y nos hicieron pasar, ya casi de noche, con los bastones y acompañados por nuestros guías pasamos al frente, y al abrirme paso junto con mi guía escuché los comentarios de admiración de los corredores convencionales que se preguntaban cómo haríamos… y cientos de aplausos cerrados nos abrazaron, y los flashes se disparaban por todos lados… y yo casi no podía contener las lágrimas…. Ya estaba con el alma fuera de mí y aún cuesta que entre otra vez en mi cuerpo. Por la noche tuvimos una cena de hidratos de carbono preparada por una escuela de gastronomía donde los alumnos participaron en juegos muy divertidos con nosotros y fue genial, nos reimos hasta llorar y comimos riquísimo!. Luego de eso… a dormir…. Vendría el gran día y había que madrugar…. Aunque casi no dormí de la ansiedad…. Por fin, el domingo 5 de octubre había llegado, me preparé tanto para ese día…. Y a las 6.00 hs. nos levantamos, me vestí con mi ropa especial para la carrera, calzas, tobillera, zapatillas, la remera Hi-Tec que nos dieron, abrigo para la fría mañana y nos fuimos al encuentro de los Lynces, en el lago Espejo. Allí estaba mi guía, mi equipo de 50 K. y los Lynces y sus guías de los tres equipos. A las 8 hs. Largó la carrera de 100 km. Donde había dos equipos Lynces y a las 9 hs. La de 50 km. Que era la que corría mi equipo, yo tenía la cuarta posta. Desde la largada de la primer dupla de Lynce y guía (Marga y Cris), con una bruma que hacía que el lago no se viera,nos disparó la adrenalina. El resto del equipo íbamos en la trafic, alentando y pasándoles agua hasta el final de esa posta.. Las chicas corrieron y al llegar subieron a la trafic y avanzamos hasta la siguiente posta donde largaban Fer y José… El sol salió esplendoroso y la bruma se fue dejándonos un día soñado. En cada trayecto, cada parada, cada minuto que pasaba, todo era alegría, aliento, risas, paisaje infinito de lagos que uno tras otro van pasando, uno más deslumbrante que el otro, , las montañas y el camino sinuoso que sube y baja… y la unión entre los miembros del equipo crecía y crecía…. Comimos, tomamos litros de agua, cantamos, reimos muchísimo, alentamos a todos, y disfrutamos de cada postal que se nos abría en las paradas, describiendolas a quienes ya no ven nada y yo, intentando percibir lo más posible dentro de lo que me deja mi resto visual. Llegó la tercer posta, la de Fer y Lucas, dura, difícil porque Lucas, el más jovencito, se lesionó…. Ya eran las 14.30 cuando terminaron con gran esfuerzo su recorrido…. Y a las 15 hs. Largaba MI posta…. Y llegamos justo10 minutos antes como para entrar en calor…. Aunque yo tenía tanta adrenalina, tanta emoción que ya estaba más que en calor…. Pero mi profe, que es muy consciente, me hizo prepararme igual….y allí estaban mi esposo, mis hijas, mi profe Ceci, mi otra guía con la que entrené todo éste tiempo y una amiga…. Y nosotros…. Listos…. Con el número de mi equipo en el pecho y el chip en la zapatilla…. A correr…. SIN LÍMITES…. Gustavo y yo…. (no mi hermano, sino mi guía, que por CASUALIDAD también se llama así)…. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1…. Todos a coro en el conteo… y salimos! Allá fuimos, y nos alejamos escuchando los gritos de aliento de la gente que nos quiere…. Pura felicidad, la adrenalina se me salía por los poros, y el corazón me movía las piernas…. Gus, mi guía y profe me indicaba qué venía, regulaba el ritmo, y unidos por la soguita corrimos muy bien. De entrada tuvimos bajada con lo que me facilitó el cambio de aire, y después vino una laaaarga y empinada subida. Pero la hicimos excelentemente y comenzamos a pasar corredores que ya cansados bajaban el ritmo o caminaban…. Pero Gustabo y yo no dejamos de correr. Mis compañeros de equipo alentaban desde la trafic y nos pasaban agua al igual que mi familia desde el auto y la profe y amigos desde otro auto, sacándonos fotos, gritándonos cosas lindas y haciendome más feliz aún. Los otros corredores y sus equipos también nos alentaban, nos aplaudían, y no podía parar de sonreir, especialmente al escuchar las vocecitas de mis hijas gritando: "fuerza mamá!.... te amo!!!"... Concentrada en las indicaciones de mi guía, escuchando los sonidos de la naturaleza y observando todo lo que más podía, corrí sin cansarme, disfrutando, y sintiéndome absolutamente plena. Mi alma flotaba, mi corazón saltaba, mis piernas avanzaban y mis ojos se llenaban de paisaje que increíblemente podía distinguir muy claro para lo normal en mi, porque el día era extremadamente brillante. Hasta el viento fresco venía a favor…. Y cuando llegamos a la cima de esa larga cuesta ví el camino sinuoso que seguía, bajando y perdiéndose entre las montañas…. Y le dije a Gus: “Hasta veo, Gus”…. Y sentía ganas de llorar de alegría, y agradecí a Dios y la Virgen por darme tanto…. Y entendí que ese cielo azul y claro es el límite. Esa es la imagen, la que me guardo representando todo lo que viví… esa sensación, ese sentimiento. Correr es majestuoso! Mis compañeros venían a darnos agua y la familia y amigos seguían alentando…. Y al dar la vuelta en una curva Gustavo me dijo que faltaban 500 mts. Para llegar, al final de la bajada estaba el fin de la posta…. El fin de los 10.4 km. Y comencé a acelerar, cada vez más rápido obligando a mi guía a acelerar también…. Y más y más…. Y llegué a la meta como si me persiguiera una manada de jabalíes, con mi guía siguiendomme agarrado de la soguita, y al bajar del asfalto de la ruta a la banquina donde estaba la meta había un desnivel que Gustabo quiso anticiparme pero yo venía tan rápido que sólo pude saltar y medio caer pero él me tiró hacia arriba y seguimos hasta entrar en el corralito que marcaba nuestro fin de recorrido…. Jajajaja…. Nunca olvidaré el abrazo que me dieron mis compañeros de equipo!!, y llegaron mis amigos y mis hijas y todo era una felicidad tan absoluta que no será nada igual luego de eso en mi vida. Y hubiese podido seguir… tenía fuerzas para hacerlo y me sobraba adrenalina!. No sé si es posible transmitir la sensación, la emoción, la felicidad…. No sé si puedo expresar en palabras los sentimientos tal cual fueron, no hay vocabulario suficiente….. El final de la carrera fue ya en San Martin de los Andes, con la llegada de la última posta que corrieron Marga y Cris otra vez y a las que nos unimos todos los miembros del equipo los últimos 150 mts para hacer la entrada todos juntos, con Lucas lesionado y todo…. La plaza era una fiesta, los equipos que ya habían llegado, la gente, la música, y nos pusieron medallas y todos los Lynces estuvimos unidos. Néstor junto a Mora y Sol esperaban con Nico, el hijo de José Luis, un corredor ciego, Lynce parte de uno de los equipos que hizo la carrera de los 100 km. Y allí estaban todos recibiéndonos con carteles de amor y orgullo. Tras los abrazos, las medallas y las felicitaciones subimos al auto y volvimos a Villa La Angostura, recorriendo todo el camino de manera inversa, ya de otra forma, observando lo empinado de las cuestas que habíamos corrido sin darnos cuenta, al menos yo…. Y viendo el sol caer tras las montañas reflejadas en los lagos volvimos a la cabaña. Me quedé a bañarme mientras Gustavo y mi familia fueron a comprar para cenar, en ese rato sola, en silencio, mi cabeza estaba llena de imágenes, mi alma plena y mi corazón explotaba de felicidad…. Comimos unas pizzas y hablamos mucho de todo lo sucedido. Y antes de finalizar la noche fuimos a saludar a los Lynces que estaban en un restaurant y recibí felicitaciones por mi loca entrada a la meta y me dijo Alex, la organizadora, que mi posta era de las más difíciles, aunque no lo sentí… Dormir…. Poco, mi cuerpo no estaba cansado y mi mente llena de emociones. El lunes a la mañana fuimos a ver a José Luis y Nico y hacerle una nota para nuestro programa de radio. Y luego buscamos a Gustavo en la cabaña donde paraba y saludamos a los Lynces que allí se hospedaban. Con abrazos sinceros, promesas de estar en contacto y volver a vernos nos fuimos a desayunar a un bonito lugar de Villa La Angostura y emprendimos el regreso a Bolsón (unas 2 hs. y media de viaje)parando en miradores para sacar las últimas fotos en medio de una mañana brillante de sol que hacía que los lagos se vean como espejos con el fondo de las montañas con sus cumbres blancas destacándose en el cielo azul y reflejadas en el agua mansa y cristalina. Ya pasaron varios días, pero mi vida no es igual ni lo será. Todavía tengo el alma al aire…. La próxima carrera es el 13 de diciembre en Llao Llao, y obviamente ya estoy preparándome para eso. Volveré a correr, a estar con los Lynces, a disfrutar, a contemplar, a escuchar y sentir…. Porque como dicen, “Ojos que no ven, corredor que siente…”, y verdaderamente SE SIENTE! En los 7 lagos despertó esa parte de mi alma que estaba dormida, que quizás a veces dudaba de la ausencia de límites, volví a reafirmar aquello que hace años entendí allí, y mi certeza es total. NO HAY LÍMITES!!