jueves, 14 de noviembre de 2013

El desánimo, el torball y un paisaje luminoso.

Quienes tenemos baja visión, convivimos con el temor a quedarnos por completo a oscuras, a que ese poquito que vemos se borre y ya no podamos distinguir más nada. Vamos por la vida tratando de hacer las cosas que nos gustan, que hacen falta hacer, vamos, venimos, luchamos con nuestros propios miedos, angustias, ganas de quedarnos en nuestra “guarida” donde nos sentimos más seguros, y a veces, estamos tan entusiasmados con nuestros logros que hasta olvidamos que lo “normal” no es ver como vemos… hasta que nos llevamos algo por delante o no podemos hacer algo y ahí volvemos a caer en la cuenta que tenemos baja visión. Pero otras veces, nos sentimos desanimados, y lo que más notamos es justamente esa falta de vista … porque pensamos que si “viéramos bien” podríamos hacer muchas más cosas, como trabajar en cosas que en la situación en que estamos no podemos, en que seríamos más útiles en la casa, que no dependeríamos de nadie para nada, etc… el “desánimo” es un enemigo con el que debemos luchar, para que no se apodere de nosotros… pero es tan difícil cuando uno no se siente muy fuerte… cuando los problemas nos invaden y la impotencia nos atrapa… Uno debe tragarse el vértigo al andar por la calle, el miedo al ridículo por tropezarnos y no ver las cosas, la fea sensación de sentirse observado, y hasta hacerse el tonto al escuchar a otros cuchichear sobre nosotros creyendo que además de no ver no oímos… o somos tontos…. Todas esas sensaciones las podemos guardar, esconder, sobrellevar, cuando nuestro ánimo está bien arriba, pero cuando el ánimo está por allá abajo, todo sale a la superficie, y entonces es cuando no debemos dejarnos vencer por las sombras. El desánimo estuvo rondándome muy de cerca... Jugando al Torball, un deporte que se juega con una pelota sonora, arrodillados en una alfombrita, con 2 equipos de 3 personas en cada uno, pero que para ser todos iguales, ya que se juega con personas ciegas, quienes tenemos algún resto visual, nos ponemos un antifaz, comprobé la total oscuridad. Esperaba escuchar el sonido de la pelota y me tiraba a bloquear para que no nos hagan gol, y a veces me tiraba antes que llegue la pelota, otras la tocaba con las manos y se me escapaba, y otras la atrapaba justo para luego lanzarla con fuerzas al equipo contrario para hacerles un gol… es un deporte muy divertido, y mi compañero de equipo, un muchacho de 24 años (sólo éramos 2 en cada equipo) es alguien muy alegre y con quien uno no para de reir, él está ciego desde hace 4 años por un accidente, y es una de las personas más alegres que conozco. En esa absoluta oscuridad, donde sólo podía guiarme por los sonidos y el instinto, se me desapareció el miedo… me sentí cómoda, y jugué muy contenta… hasta ganamos!... aunque eso no tenía importancia. Al sacarme el antifaz, y volver a ver otra vez, esa poca cosa que veo, me pareció muchísimo!... yo me saqué la venda y lograba ver la luz, más o menos el lugar, y mi compañero sólo se levantó de su lugar, haciendo chistes como siempre, me llamó para saludarme, y se fue tomado delhombro de su guía que lo llevaría a su casa… no tenía venda que quitarse, … yo tomé mi bastón verde, saludé a la profe, y salí a esperar a mi esposo que me venía a buscar, pero pensé que podía ir sola si quería. Me sentí contenta de ver tan poco pero ver al fin de cuentas, algo, y mientras esperaba, me dí cuenta que siempre es mejor tirarse a quedarse petrificado en el lugar, que enoscuridad en la que estaba jugando, siempre me tiraba aunque no estuviera segura de poder atrapar la pelota, que si mehabía tirado por nada, sólo me levantaba y me colocaba otra vez enguardia en mi posición. En ese juego a oscuras, igual que en la vida, no podemos quedarnos quietos presas de la inseguridad que nos da la falta de luz. Los miedos a veces desaparecen en la oscuridad, porque no queda otra que relajarse y encender todos los sentidos que quedan. Los problemas siguen estando, la mala situación económica sigue demoliendo nuestras expectativas, la sensación de no querer cerrar nuestra chocolatería es demasiado pesada, la angustia de abrir la heladera y que no haya nada sigue ahí, pero todo se puede rearmar, porque ya hemos pasado épocas difíciles, y juntos y con fe pudimos salir adelante. No voy a dejar que el desánimo por la crisis económica traiga a la superficie todos los fantasmas que por años convivieron conmigo y que en el último tiempo había eliminado. Nada es más oscuro que la oscuridad del desánimo . Puedo valorar la luz que hay a mi alrededor, que es muchísima, porque siempre podemos sacarnos el antifaz que nos tapa esa luz y “ver” cuánto tenemos a nuestro lado. En la vida de una persona con baja visión siempre están los miedos dando vueltas, pero no dejemos que nos “ceguen” porque por más oscuro que esté el paisaje, el futuro, el panorama, podemos tener la fuerza de quitarnos el antifaz y tener esperanzas “ciegas” y no perder la confianza. Yo SE que en mi caso la Virgen está con nosotros, y la oscuridad no me va a atrapar. Por años estuve quieta, asustada, petrificada ante la pérdida de visión, pero ahora, hago como en el torball, ante la duda, me tiro a atajar… quién lo sabe, por ahí, atrapo algo, y si no, vuelvo a ponerme lista para volver a intentar atajar lo que venga… El desánimo no me puede hacer goles porque tengo un equipo maravilloso ni me puede oscurecer mi paisaje porque siempre tendré elinstinto de quitarme el antifaz que no me deje valorar las cosas buenas, más allá de cualquier crisis. Luchar, jugarse, lanzarse, caerse y levantarse, salir adelante…. Esas son las pinceladas que pintan el mejor y más luminoso paisaje.

1 comentario:

  1. ANALIA, ME EMOCIONE MUCHO LEYENDO TU TEXTO... DE VERDAD. TE LO AGRADEZCO!!! UN BESO GRANDE, GUADALUPE.

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