sábado, 11 de enero de 2014

ATENDER UN NEGOCIO CON BAJA VISIÓN, EL DESAFÍO DE CADA DÍA.

Atender un negocio con baja visión es un desafío enorme… Durante el año, la verdad, es que no hay demasiada gente a la que atender, y eso nos provoca bastantes problemas económicos, y esperamos la temporada de verano, donde llegan muchos turistas a El Bolsón, y entonces sí, entra más gente a comprar, cosa que me pone muy contenta y muy stresada a la vez…. No es que sea “Gata Flora” o que no esté conforme con nada, NO NO NO, ojalá todo el año entrara gente a comprar y no tendríamos tantos problemas. Bolsón es un lugar donde en la temporada se llena de gente y en el resto del año sólo unos pocos nos visitan y además, nuestra chocolatería está ubicada en una calle que no es demasiado comercial… La cosa es que los días martes, jueves, sábados y domingos, mi esposo va a la Feria Regional a vender allí en nuestro puesto de chocolates que está abierto todo el día, desde la mañana hasta la noche, y yo me quedo en el local, por la mañana y por la tarde, y aquí estoy, en la computadora o haciendo alguna cosa mientras las nenas juegan afuera, pero cuando escucho las campanitas de la puerta que avisan que entra alguien, me asaltan dos sensaciones ambiguas: “entra gente!”, lo que me pone contenta y nerviosa. Y mepongo en personaje de “vendedora”, no tanto porque sea mi naturaleza simpática sino porque mientras más les charlo, más los mareo y no notan los movimientos dudosos de mis manos…. Aunque yo supongo que más de uno debe pensar o que no soy “normal” o que soy medio “despistada” o que soy un poco “tonta”, cosa que la verdad no me interesa demasiado. Es común que piensen eso de una persona que no ve casi nada y ellos no lo saben…. Y creo que prefiero que piensen eso porque todavía me dá algo de miedo que sepan que no veo e intenten estafarme o robarme algo. Tengo montones de trucos y mañas para que la gente me diga en palabras lo que quiere, o cuánto dinero me está dando, por ejemplo preguntándole si tienen justo, entonces generalmente me dicen con cuánto me piensan pagar, o nunca tengo cambio en la caja lo que me lleva a meterme en mi “cuartucho” con la excusa de que voy a buscar cambio y allí pongo el billete en una enorme luz y así puedo verlo, al menos el prócer que está en él con lo que puedo saber de cuánto es. El orden es importantísimo, nada debe estar en otro lugar que me lleve a no encontrar las cosas en el primer movimiento. Los diferentes gustos de chocolates y sus ubicaciones los conozco de memoria y los encuentro fácilmente, trato que las personas me digan qué gusto quieren y no que me señalen. Los gustos de dulces están ordenados alfabéticamente y con una inicial en Braille en el estante, aunque a veces se van terminando algunos gustos y se desordenan y ahí si que tengo problemas, …. También ponemos variedad de dulces y licores en un estante que está a la mano de la gente con lo que pueden servirse de allí. Sobre la caja del dinero colocamos unas luces muy potentes que las enciendo cuando yo estoy a cargo del negocio, y que me permiten más o menos identificar los billetes siempre y cuando que ponga la cara del prócer para arriba. Si tengo varias cosas que sumar, hago la cuenta mentalmente, y la verdad que mis matemáticas no están nada mal. Y después es cuestión de confiar en mi instinto y desenvolverme lo mejor posible. Si está mi hija mayor, de 9 años, ella suele ayudarme y me indica algunas cosas cuando me nota muy dudosa. El principio de la temporada es donde más me siento presionada porque vengo de meses de no estar “entrenada” en el “arte de atender un negocio con baja visión” y me provoca un miedo y un vértigo bastante importante cada vez que suenan las campanitas de la puerta del negocio, pero a medida que pasan los días voy poniéndome canchera y me voy soltando yacostumbrando a todos los produvtos que tenemos a la venta además del chocolate, que sonbastantes. De todos modos, evidentemente siempre me ocaciona sentimientos de inquietud, presióny miedo, que voy tapando con mi convencimiento y espíritu de mujer arriesgada, pero que más de una vez me ha traido consecuencias que ni yo entendía a qué se debían, pero que con el tiempo pude saber que era eso que voy escondiendo, esos temores. Como ha sido que tenga sensación de no poderrespirar, que me salganmanchas y durezas en el cuero cabelludo, dolores de cabeza insoportables (que los tengo todo el tiempo), etc. Estamos en los primeros días de la temporada que dura unos 2 meses, y vuelvo a experimentar ese cosquilleo en el pecho que me hace dar un gran suspiro y poner mi mejor sonrisa cuando entra un cliente, que a veces, según la onda con la que entra, pido por dentro que se vaya, y otras le vendo lo que me pide y me siento muy contenta conmigo misma. El desafío sigue presente cada día que estoy al frente del negocio, y es mi trabajo, el que me mantiene “útil” (laboralmente hablando) el que es la fuente de ingresos de la familia, el único lugar donde puedo adaptar todo para poder desempeñarme, donde mi marido comprende perfectamente mis necesidades y las respeta, por el que luchamos contra viento y marea, y contra funcionarios municipales que no entendían que una persona con discapacidad pudiera estar al frente de un comercio, porque hasta le han dicho a mi marido que “cómo podía tener a una persona enferma en el negocio”. Néstor hace el chocolate y se encarga del puesto de la feria y de muchísimas cosas más, y yo armo las cajas y atiendo los días que él no está o cuando viaja durante el año, a vender en otras ciudades. No es fácil atender un negocio cuando se tiene baja visión, pero hemos conocido personas ciegas que atendían puntos de venta. La diferencia es que esto de tener baja visión nos pone en ese lugar de hacer de cuenta que estamos en la vereda del que ve, pero no es nuestra vereda y aunque tampoco lo es la vereda del que no ve absolutamente nada, esa es la más cercana a nuestra situación. . Yo acepto mi Retinosis, que cada vez me saca más y más, y me adapto lo más rápido posible a los cambios que ella me impone. Apoyándome en mis hijas y mi esposo y Con la mayor valentía posible enfrento cada desafío, las boletas que llegan, los pagos, las ventas, etc, y a veces me encuentro en situaciones realmente complicadas que me hacen sentir muy mal e impotente y me provocan una gran angustia pero otras veces, al notar que puedo hacerlo, me siento muy feliz conmigo misma. Supongo que así será siempre, sorteando obstáculos, enfrentando desafíos, sintiéndonos impotentes y otras veces orgullosos, … Así siempre para quienes tenemos baja visión, tratando de ser fuertes, de ser felices, conviviendo con una enfermedad que hace que seamos quienes somos y que a pesar de quitarnos imágenes nos regala un modo diferente de sentir la vida, de encotrar las alegrías y de hacernos fuertes, generalmente porque no nos queda otra pero también porque así descubrimos un mundo nuevo…. Mi Retinosis y yo atendemos una chocolatería, y ojalá la atendamos por muchísimos años más.

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